Cambios y variaciones en el entorno

El Banco Hipotecario de la Vivienda fue fundado en 1987 como un
banco de segundo piso. Su creación quedó establecida en el artículo N° 4 de la Ley N° 7052 Ley del
Sistema Financiero Nacional para la Vivienda y Creación del BANHVI, como una
entidad de derecho público de carácter no estatal, con personalidad jurídica,
con patrimonio propio y autonomía administrativa, que es el ente rector del
Sistema Financiero Nacional para la Vivienda (SFNV).
Las funciones principales de este Banco son: la administración del
Fondo de Subsidio para la Vivienda (FOSUVI), mediante el cual se canalizan, a
través de donaciones, recursos financieros dirigidos a dotar de vivienda digna
al sector de la población con menores ingresos familiares; y la canalización de
recursos financieros del Fondo Nacional para la Vivienda (FONAVI) a las
entidades autorizadas del SNFV, dirigidos principalmente al financiamiento de
soluciones habitacionales de las familias de ingresos medios.
Dentro de este marco, y con 36 años de existencia, el BANHVI opera
en una realidad plural, que convoca, desde el interés de una familia por contar
con una vivienda para el desarrollo integral de sus habitantes, hasta la
gestión y rectoría del SFNV, compuesto por 27 entidades privadas y públicas,
pasando por el entramado legal, financiero, político y empresarial del país,
todo lo cual incide de forma directa en los resultados operativos y económicos
de esta institución y el año 2022 no fue la excepción, como se describe en la
presente Memoria Institucional.
A
continuación, se presenta un análisis breve de las variaciones del entorno
legal, político, económico y tecnológico, bajo las cuales trabajó el BANHVI en
el año 2022.
Entorno Legal
El BANHVI como entidad de derecho público está sujeto al amplio
marco normativo aplicable al sector público, dentro del que se incluyen leyes,
reglamentos, decretos, directrices presidenciales y otras normas. A nivel interno se han definido reglamentos,
códigos de gobierno corporativo, código de ética y conducta, metodologías,
políticas y procedimientos.
El marco normativo total incluye reglas de operación como entidad
que administra recursos públicos, pero también como intermediario
financiero. Esto hace del Banco una
entidad fiscalizada por la Contraloría General de la República y supervisada
por la Superintendencia General de Entidades Financieras (SUGEF).
La función social que desempeña el BANHVI es objeto de escrutinio
público y revisión permanente, lo cual se refleja en las modificaciones
recurrentes a las que se ha visto sometida su ley de creación a lo largo de su
historia.
La dinámica legislativa del país no puede ignorarse en la
operación de este Banco, en el tanto la diversidad de temas y alcances de las
normas que se promulgan, modifican o derogan son tan amplios, que la
vinculación directa o indirecta puede presentarse de cualquier forma con los
procesos que se ejecutan en esta entidad.
Sobre esto, el Banco ha venido implementado un proceso formal de
control y seguimiento, que permite mantener un monitoreo e inventario del marco
normativo total que le es aplicable, o que le afecta de alguna forma, así como
la dimensión de la afectación y el estado de cumplimiento individual y total.
Entre otros, actualmente se le da seguimiento a 25 proyectos de
ley que se refieren a temas diversos, como disponibilidad de recursos y
presupuestos, proyectos que proponen cambiar el destino de fondos que por ley
corresponden al Banco. También temas que crean o modifican nuevos programas de
vivienda con los recursos que el BANHVI administra, entre ellos proyectos para
favorecer a clase media, para poder otorgar bonos de vivienda a habitantes de
territorios insulares, afectados por emergencias, para dotar subsidios para
alquiler y también para crear un nuevo fondo que se dedique a la financiación
de obras comunales y mejoramiento barrial.
Un proyecto
de ley relevante en el 2022 es el expediente 23.450, el cual plantea la fusión
de tres entidades estatales del Sector Hábitat y Territorio, el INVU, el MIVAH
y el BANHVI, para crear una la cartera llamada Ministerio del Hábitat y
Territorio, proyecto de ley que implica la derogación de la Ley 7052 que es la
que da sustento legal a la existencia misma de Banco Hipotecario de la
Vivienda, del Sistema Financiero Nacional para la Vivienda y del Bono Familiar
de Vivienda.
Entorno político
La situación económica y política de Costa Rica en el año 2022 se
caracterizó por ser compleja, ya que se encontraba en un proceso de recuperación
después de los desafíos que enfrentó en el año anterior debido a la pandemia
del Covid-19, a la vez que se dio un cambio en el Gobierno Central, en mayo; el
cual llegó al poder sin tener mayoría en la Asamblea Legislativa.
Al ingresar al Gobierno las nuevas autoridades, el país estaba
afectado por la crisis fiscal que se enfrenta desde años anteriores. Si bien se presentó una recuperación moderada
después de haber registrado una fuerte caída en el PIB en 2020, la tasa de
desempleo continuó siendo alta, rondando el 12%, lo que reflejaba la dificultad
que las empresas y bancos tenían para recuperarse después de la pandemia. La
alta deuda pública, el déficit fiscal y la falta de medidas para aumentar los
ingresos del Estado, fueron algunos de los principales desafíos que debían ser
enfrentados.
En este marco, los últimos dos gobiernos aquejados de recursos y
por diversas presiones externas para cumplir metas y compromisos fiscales, han
aplicado recortes a todos los presupuestos nacionales desde el 2020, a la vez
que el país vio aprobar la Ley de Fortalecimiento de las Finanzas Públicas, por
medio de la cual se endurecieron los planes de austeridad.
El Sistema Financiero Nacional para la Vivienda (SFNV) no ha
estado exento y actualmente experimenta uno de los momentos difíciles de su
historia, ya que, en los últimos tres años, se ha reducido en ¢58.000 millones
los recursos para la atención de programas habitacionales. Esta situación ha
llevado al cierre de ventanillas de las entidades autorizadas que colocan los
fondos del SFNV desde 2021, limitando las posibilidades de las familias de
estratos socioeconómicos más bajos de acceder a una vivienda adecuada.
Solo en el año 2022 el Fondo de Subsidios para Vivienda (FOSUVI)
volvió a experimentar un recorte presupuestario, esta vez de ¢21.476,3
millones. Aunque el monto del recorte fue considerable, el BANHVI terminó el
periodo con la formalización de 8.369 soluciones de vivienda con una inversión
de ¢84.603,32 millones, lo que significó un aporte de 314.639 metros cuadrados
nuevos de construcción, a la economía del país.
No obstante, desde el año 2020 se observa un descenso en la cantidad
de bonos de vivienda formalizados, así como en los montos de inversión. Lo
anterior producto de los recortes presupuestarios realizados por el Ministerio
de Hacienda.
En el año 2020 el recorte fue de ¢16.528,4 millones significando
unas 1.600 viviendas menos.
·
Para el 2021 el recorte ascendió a
¢20.833,1 millones por lo que se dejaron de financiar 2.020 viviendas.
·
En el 2022 el recorte fue de
¢21.476,3 millones lo que significó 2.085 viviendas menos.
·
Para el 2023 el recorte previsto
es de ¢11.560,9, por lo que se dejarían de financiar unas 1.110 viviendas.
·
El efecto acumulado es de 6.815
viviendas menos, 289.637 metros cuadrados sin construir y la pérdida de 26.067
empleos.
Adicionalmente, en los últimos años ha seguido incrementando el
número de asentamientos informales, así como las vulnerabilidades y
problemáticas sociales asociadas a estos. Ante esta realidad, resulta de vital
importancia incrementar los esfuerzos para reivindicar el derecho de la
población a la vivienda y hábitats adecuados, con mayor seguridad,
habitabilidad, accesibilidad, conectividad, ubicación y adecuación cultural, en
línea con las políticas públicas vigentes para el Sector Vivienda, Hábitat y
Territorio (SVHT) del cual junto con otras instituciones el BANHVI forma parte.
Con el cambio de gobierno, se han establecido nuevas iniciativas y
prioridades para diferentes sectores, que han quedado plasmadas en el Plan
Nacional de Desarrollo 2023-2026. En cuanto al sector vivienda, se han definido
cinco retos principales para el sector:
Ø Promover una coordinación intersectorial y gobernanza multinivel
más claras para la implementación efectiva de los marcos normativos e
instrumentales vigentes en materia de ordenamiento territorial, planificación
urbana y atención de asentamientos humanos (por ejemplo, mediante procesos de
mejoramiento barrial).
Ø Reducir el déficit habitacional (cuantitativo y cualitativo),
desde un enfoque de diversificación de programas y sostenibilidad del Sistema
Financiero Nacional para la Vivienda (SFNV).
Ø Avanzar significativamente en la atención de asentamientos humanos
que se encuentran en condición de informalidad, irregularidad, problemáticas
sociales vulnerabilidad ambiental o una mezcla de esas condiciones.
Ø Desarrollar una visión ecosistémica asociada al manejo de cuencas,
gestión del riesgo y adaptación al cambio climático, que mejore la
interconectividad y aumente la biodiversidad de los territorios.
Ø Promover ciudades más incluyentes, compactas, repobladas,
sostenibles y conectadas mediante la planificación y el diseño urbano, la buena
gobernanza, legislación y economías urbanas dinámicas, que, a la vez, conecten
de manera más orgánica con el desarrollo rural y las comunidades que se
encuentran actualmente excluidas de las oportunidades económicas y de bienestar
social.
En estos retos el BANHVI juega un papel muy importante para
coadyuvar en la consecución de estos objetivos, al ser un actor del SFNV y más
aún por su papel de ente rector del sistema.
Entorno Económico
Principales
resultados económicos de Costa Rica en 2022
El periodo 2022 estuvo caracterizado por una elevada inflación
mundial, impulsada por las políticas monetaria y fiscal expansivas aplicadas
desde el 2020 en la mayor parte de las economías con el fin contener los
impactos negativos generados por la pandemia del Covid-19, así como por las
restricciones impuestas a Rusia por algunos países en el marco del conflicto
bélico con Ucrania y las medidas de confinamiento impuestas por China para
controlar la propagación de nuevas variantes del coronavirus.
En los últimos meses del año 2022 las presiones inflacionarias
empezaron a disminuir a partir del endurecimiento de la política monetaria por
parte de los bancos centrales, caracterizada por aumentos significativos en
tasas de interés de referencia, además de la reducción de los estímulos
fiscales, la moderación en los precios de algunas materias primas y la
disminución en las presiones sobre las cadenas globales de suministro; no
obstante, la inflación aún se encuentra por encima del objetivo de los bancos
centrales, especialmente en las economías avanzadas.
Por su parte, el aumento en las tasas de interés, la incertidumbre
y el deterioro de la confianza de los agentes económicos llevaron a una
desaceleración de la economía mundial.
Según el "Informe de Perspectivas de la Economía Mundial" del Fondo
Monetario Internacional (FMI) de enero de 2023 el crecimiento de la economía
mundial pasó de un 6,0% en 2021 a 3,4% en 2022. Por su parte, el Banco Mundial (BM) estima
en el Informe de "Perspectivas económicas mundiales" publicado en enero del
2023, que la economía mundial registró un crecimiento en el año 2022 del 2,9%,
con una reducción de 3 puntos porcentuales (p.p.), respecto del valor alcanzado
en el periodo 2021 (5,9%).
En el caso de Costa Rica, luego del significativo crecimiento
económico del 7,8% registrado en 2021, influido por un efecto de base dada la
severa contracción de la producción observada el año previo ante el impacto de
la pandemia, se estima que en 2022 el Producto Interno Bruto (PIB) alcanzó un
incremento real del 4,3% que, aunque menor a lo observado en 2021, supera la
variación media del periodo 2010-2019 (3,6%).
El año 2022 se caracterizó por un elevado dinamismo de la actividad
económica en el primer semestre y desaceleración en el segundo semestre,
producto de un entorno externo menos favorable, tanto por los choques de
precios internacionales como por los efectos del conflicto Rusia-Ucrania sobre
el crecimiento de los socios comerciales y los volúmenes de comercio de mercancías.
A nivel de componentes, en el año 2022 se registró una
desaceleración del consumo privado producto de los efectos de las presiones
inflacionarias sobre el ingreso real de los hogares y del incremento en las
tasas de interés; por su parte, la formación de capital prácticamente se
estancó, debido a la menor inversión privada y a la caída en la ejecución de
proyectos públicos, mientras que la demanda externa continúo mostrando un buen
dinamismo. En términos de actividades
económicas, se registraron contracciones en la agricultura (-4,1%) y la
construcción, (-5,9%), respectivamente; el resto de las actividades presentaron
variaciones positivas, aunque inferiores a las del año 2021, con excepción de
la actividad de información y comunicaciones.
El mercado laboral del país mostró resultados positivos en el año
2022; en particular, la tasa de desempleo se ubicó en 11,6% en noviembre de
2022, lo que implica una reducción de 2,1 p.p. respecto de lo observado en
diciembre de 2021 (13,7%); no obstante, aún se mantiene por encima de los
niveles históricos (9,9% entre el 2010 y el 2019). En este periodo se crearon más de 80 mil
puestos de trabajo y disminuyó la informalidad; por su parte la participación
laboral no mostró variaciones significativas durante el año.
En cuanto a las finanzas públicas, los resultados del periodo 2022
reflejan una mejora significativa en comparación con el año 2021, año en el que
también se habían logrado avances relevantes en materia fiscal. A diciembre del 2022, el Gobierno Central acumuló
un superávit primario (excluye el pago de intereses) equivalente a 2,1% del
PIB, mientras que el año previo había experimentado un déficit de 0,3%, en
tanto que el déficit financiero disminuyó en 2022 a 2,5% del PIB desde el valor
de 5,0% registrado un año antes.
Al igual que en la economía global, en Costa Rica el año 2022
estuvo caracterizado por un incremento significativo en los niveles de precios,
lo que ubicó la inflación en un 7,8% al cierre del año, la más alta registrada
desde el 2008. Este comportamiento
estuvo influido fundamentalmente por las presiones externas asociadas con los
altos precios de las materias primas, así como los elevados costos de
transporte internacional marítimo, la guerra en Ucrania y los fenómenos
climáticos extremos.
Para enfrentar las presiones sobre la inflación, a partir de
diciembre del 2021 el Banco Central de Costa Rica (BCCR) inició un proceso de
aumento gradual de la Tasa de Política Monetaria (TPM); así, luego de año y
medio de mantener la TPM en el mínimo histórico de 0,75%, el 15 de diciembre de
2021 el BCCR aumentó la TPM en 50 puntos base (p.b.),
mientras que en el 2022 el ajuste fue de 775 p.b.,
para ubicar su nivel en 9,0% a partir de octubre de ese año.
Aunque en los
últimos meses de 2022 la inflación tendió a desacelerarse, aún se ubica por
encima de la meta establecida por el BCCR de 3,0% ± 1 p.p. La reciente desaceleración de la inflación
responde a menores presiones derivadas de choques externos, a lo que se suman
factores internos como los aumentos en la TPM, así como la reducción de los
excesos de demanda agregada y la apreciación del colón durante el segundo
semestre del año.
Resultados del BANHVI
En ese contexto los resultados obtenidos por el BANHVI en el
periodo 2022 a partir del proceso de intermediación financiera se consideran
satisfactorios y al 31 de diciembre de 2022 se tuvo un saldo de la Cartera de
créditos vigentes del BANHVI de ¢170.717 millones, reflejando un crecimiento
interanual del 9,05%, producto de la reactivación en la demanda de crédito de
las Entidades Autorizadas. Un 57,2% del saldo total de la Cartera de crédito se
concentra en Cooperativas, un 24,2% en Mutuales, un 18,0% en Bancos y el
restante 0,6% está representado por la Fundación Costa Rica Canadá. Durante el
periodo 2022 el BANHVI desembolsó nuevos créditos a las Entidades Autorizadas
por ¢29.954 millones, lo que constituye la mayor suma de financiamiento
otorgado históricamente e implicó un cumplimiento del 115,2% de la meta de
colocación establecida para el año 2022 por ¢26.000 millones.
El rendimiento de la Cartera de crédito al cierre del periodo 2022
se ubicó en un 8,12%, con un aumento de 3,56 puntos porcentuales con respecto a
diciembre de 2021; lo que se relaciona fundamentalmente con el comportamiento
de las tasas de interés de mercado, en particular con el incremento que
experimentó la Tasa Básica Pasiva (TBP) en el II semestre de 2022. Debe indicarse que, en los meses de julio a
setiembre de 2022, la tasa de interés promedio de la Cartera de crédito mostró
aumentos mensuales por encima de los 70 puntos base, mientras que en el último
trimestre del año los incrementos no superaron los 35 puntos base.
En términos generales, a final de 2022 en sus resultados
financieros, el BANHVI presentó un incremento relevante en sus niveles de
operación, en relación con periodos anteriores --afectados particularmente por
la pandemia-- logrando crecimientos en niveles de rentabilidad y flujos de
efectivo que han permitido mantener la condición de cumplimiento, amplio, en
los diferentes indicadores y métricas de valoración de las instituciones de
supervisión y fiscalización.
Los Activos Totales se incrementaron de ¢173 mil millones a ¢188
mil millones, fundamentalmente en Activos Financieros (Inversiones y Cartera de
Crédito), recursos destinados a la gestión financiera y al financiamiento de
soluciones habitacionales, tendencia de crecimiento observada de manera
sostenida desde periodos anteriores. Este aumento de un 8,9% anual, fue
superior a la variación en el IPC nacional 2022 de un 7,9%, lo cual permite
mantener la capacidad de generación de nuevos recursos para las operaciones de
crédito de la Entidad.
Las
utilidades del periodo se incrementaron en un 28%, pasando de los ¢5.159
millones a ¢6.611 millones, revirtiéndose el descenso mostrado en el periodo
anterior y aumentando la disponibilidad de recursos para el financiamiento de
la operación, aun cuando se mantiene la disminución de ingresos asociados a la
gestión del FOSUVI, en virtud de los recortes presupuestarios realzados desde
el año 2020.
Entorno Tecnológico
Como descripción general la situación del ambiente de Tecnologías
de Información en el BANHVI se tiene que la pandemia y las restricciones en
materia de movilidad han traído consigo una aceleración tanto en la aceptación
de los servicios y productos vía los canales digitales, como en una necesidad
por realizar sus actividades de manera remota, en la medida de lo posible.
Aunque el Banco es una entidad de segundo piso, cada vez se hace más necesario
digitalizar los servicios, así como ofrecer más canales virtuales y de
autogestión. Lo anterior, como una respuesta al contexto actual en el que ha
evolucionado la Banca Digital, y que propone puntos clave para el desarrollo de
ésta en el futuro.
Por lo que, indiferentemente de la naturaleza de la organización,
en general la banca a todos los niveles está bajo presión para reinventarse y
acelerar su transformación digital, no solo para mejorar eficiencia y optimizar
costos, sino para aumentar la experiencia de todos los segmentos de clientes.
Por la naturaleza del Sistema Financiero Nacional para la Vivienda, el BANHVI
no escapa a esa realidad en los siguientes años; máxime si consideramos que el
Banco se encuentra por debajo del promedio en funcionalidades para la
experiencia del cliente, estando lejos de un servicio digitalizado mejor
evaluado.
Los principales retos de la organización giran en torno a la
modernización de la plataforma tecnológica que permita integrar todos los
sistemas operativos y de gestión, así como la digitalización de los principales
modelos de negocio; por medio de los proyectos de Optimización tecnológica y
expediente digital; todos, en proceso a la fecha.
Por otra parte, es un reto de la organización automatizar sus
procesos internos, el sistema de información gerencial y brindar a los
beneficiarios finales, herramientas para la autogestión.
Las debilidades en materia de la plataforma tecnológica están
claramente contenidas en el proyecto de modernización tecnológica (Optimus) que
la institución mantiene en marcha y que fue aprobado por la Junta Directiva del
BANHVI en la Administración anterior, que arrastra un proyecto institucional de
más de una década y que fue retomado en la presente administración del Banco.
Al respecto, la actual Junta Directiva designó una comisión para
estudiar el alcance y la gestión del Proyecto Optimus, informe que evidencia el
rezago tecnológico que enfrenta el BANHVI, como un aspecto altamente
preocupante, considerando que se administran fondos anuales cercanos a los
100.000 millones de colones provenientes del FODESAF y administrados por el
Fondo de Subsidios para la Vivienda (FOSUVI), adicionalmente el FONAVI presenta
un saldo de cartera de 170.000 millones de colones, que también es administrado
con sistema tecnológicos inadecuados. Esta realidad hace que la modernización
tecnológica del banco sea una tarea necesaria.
Asimismo, la situación del FOSUVI, cuya importancia en la colocación de
subsidios en innegable y que ha carecido de la capacidad de modernizar su
gestión, utilizando para ello sistema de información que exponen al BANHVI a
importantes riesgos en la administración de los recursos públicos.